El libro "Mitología del Ajedrez" de Francesc Cardona, Entre otras cosas nos habla acerca de la relación del ajedrez con la literartura. Dejo aquí un pequeño fragmento de esta obra de arte para algunos neófitos del ajedrez:
...Pero llamarle juego, ¿no es limitarle injuriosamente? ¿No es también una ciencia, un arte algo sutil que está suspendido entre uno y otro jugador, como el féretro de mahoma entre el cielo y la tierra? El origen del juego del ajedrez se pierde en la noche de los tiempos, y, sin embargo, resulta siempre nuevo; su marcha es mecánica, pero su resultado se debe siempre a la imaginación de los jugadores; está estrechamente limitado a un espacio geométrico fijo, y, sin embargo, sus combinaciones son ilimitadas. Persigue un desenvolvimiento continuo, pero permanece estéril. Es un pensamiento que no conduce a nada, una matemática que no establece nada, un arte que no deja obra, una arquitectura sin materia...Pero ha demostrado, sin embargo, ser más perdurable, a su modo, que los libros o que cualquier otro monumento este juego único, que pertenece a todos los pueblos y a todos los tiempos, y del que nadie sabe cuál de los dioses hizo don a la tierra para matar el tedio, para aguzar el ingenio y estimular el alma.
Hay una larga Lista de Libros y autores que han tratado el ajedrez como algo mas que un simple juego de mesa entre los mas destacados están las siguientes publicaciones.
El libro de la Invención Liberal y Arte del Juego de Ajedrez de Alfonso X el Sabio
El arte y la literatura carcomidos por el ajedrez de Marcel Duchamp y R. Roussel
La Defensa de Vadimir Navokov.
El Jugador de Ajedrez de Maelzel de Edgar Allan Poe
La variante Lüneburg de Paolo Maurensig
La Tabla de Flandes de Arturo Perez-Reverte
El adversario de Ellery Queen
El Hombre que Calculaba de Malba Tahan
El hacedor de Jorge Luis Borges
Ciudadela de Antoine de Saint-Exupéry
Como acabar de una vez por todas con la Cultura de Woody Allen
El Ocho Katherine Neville
La partida nunca acaba en tablas de Icchokas Meras
El maestro y el escorpión de Patrick Séry
Gambito de caballo de William Faulkner
La ciudad es un tablero de John Brunner
Los cuatro grandes de Agatha Christie
El tablero prodigioso de Padgett Lewis
El gambito de las estrellas de Gérard Klein
El tablero de la creación de D.Donay
El alfil asesino de Van Dine
Fernando Arrabal, ha escrito varios libros en los que el ajedrez es el protagonista:
Crónicas de ajedrez, Arrabal sobre Fischer, Exitos y derrotas sobre el tablero, Mitologías ajedrecísticas y la torre herida por el rayo.
Y ahora dejo otro pequeño texto de Ernesto Sábato:
Para terminar, finalizo con una gran poesía de Jorge Luis Borges que expresa muy bien las características de cada una de las piezas del juego:
En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?
"El Ajedrez , unido a la literatura desde tiempos inmemorables"
Antonio Jesús Pérez Lozano
Jose Manuel Cañadas Rueda
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